¡Rimbaud, vuelve a casa!

Roberto Bolaño es un chileno que, junto con su familia, llegó a vivir a Tlatelolco a sus quince años. En aquel tiempo, la llamada Guerra Sucia o Guerra de Baja Intensidad se vivía en todo México (principalmente en Chihuaha, Guerrero y el centro del país). Esta guerra no declarada era un paquete de medidas de represión militar y política que buscaban desarmar cualquier oposición civil y no partidista contra el gobierno.

Bolaño y Mario Santiago Papasquiaro comenzaron el movimiento infrarrealista. Para ellos representaba para la lucha de izquierdas y la oposición a una institucionalización cultural devenida de un gobierno terrorista. <<—Nuestra ética es la Revolución, nuestra estética la Vida: una-sola-cosa>>.

Quizá como escribe Bolaño, haya que perder el miedo a descubrir y a los desequilibrios no previstos. Quizá, para hacer lecturas frescas de la realidad haya que dejarla aparecer bajo un nuevo aspecto, llevarla dentro, dejarla moverse, revelarse en uno mismo...

Este ejemplo de disidencia política empleó a la literatura como acto de auto inclusión democrática, para ser "colados" del festín político —si ellos tienen las Cámaras y los palcos, ¡nosotros tomaremos las calles!. Hicieron de la poesía un correlato periodístico, y vivieron la vida como un escenario de realidad aumentada.